El viernes tuve clase de italiano, aburrida como siempre, y algun español firma por otra amiga, el profesor se cabrea y dice que no se fía de nosotros, por lo demás todo normal.
La noche del viernes hicimos botellón en un carro en el barrio de kiaia (no sabré nunca como se escribe el nombre). Como os podeis imaginar los italianos flipaban al ver a 10 tíos en un carro bebiendo alcohol, no han visto un botellón en su vida. Luego fuimos al pub que vamos siempre, "Solo".
Todo normal en el pub excepto que varios españoles estaban más tiempo en el suelo que de pie (saludos para diego, rodri, edu ... jajaja), también le di mi tarjeta de la discoteca a un madrileño para que pudiera salir del pub y el portero rompió mi tarjeta (la tarjeta vale 10 euros). Así que recogí los trocitos de la tarjeta y se la lleve al italiano hijo del dueño y me hizo otra explicándole los payasos que tienen por porteros. Luego a casa en bus.
El sábado por la mañana en casa y por la noche, aproveche para ir a Vía Toledo a ver si veía algún pantalon vaquero pero no me gustaron y había mucha gente y me metí por calles que salían de la principal y flipé con la gente, las tiendas raras que había la mierda que había en la calle, las trattorias que son unos restaurantes típicos de aquí que son rarillos.
Por la noche me fui con mi compañero Wito para el Museo Arqueológico al lado de Piazza Cavour, vamos muy lejos de dónde vivimos. Allí tendriamos que esperar un autobús para ir a la discoteca. Mucha gente se vistió de haloween, de niñas raras, de draculas, de geishas (no da miedo pero era un buen traje), de piratas ...
La discoteca genial, al lado de la playa y buena música. Menos mal que teníamos una consumición porque las copas costaban 7 eurazos. Uno de los mejores momentos de la noche fue cuando salí de la discoteca para hacer pipi en el mar, en la playa, y fue darme cuenta de que había dos personas en el agua, eran dos españoles una gallega y un sevillano metidos en el agua. El sevillano me dijo: "hola socialista" y yo me tuve que echar a reir porque fue buenísimo. Por cierto no es que se cayeran sino que ellos mismos se metieron en el agua y no paraban de decir que el agua estaba calentita.
La vuelta a casa en el bus cantando las típicas canciones, otros gritando, otros vomitando, vamos lo normal. De vuelta a casa varios españoles llamaron al telefonillo de unos madrileños, espero que no se cabreen mucho, aunque ya me ha dicho que lo pagaremos.
Hoy el día normalito, excepto que no tenemos bombona y mañana es fiesta. Haber que hacemos hasta el martes sin poder hacer de comer. Bueno ya os seguiré contando que mañana voy de excursión, no se si a Pompeya.
Saludos de un extremeño.
